Sobre Ryszard Kapuscinski



“Como los camellos cruzan el desierto, así los relatos cruzan la soledad de la vida, ofreciendo hospitalidad al oyente, o buscándola. Lo contrario de un relato no es el silencio o la meditación, sino el olvido”, John Berger

Por Alejandra Meza

Si los directivos de algunos periódicos tuvieran una pizca de la visión que caracterizó a Ryszard Kapuscinski, leer sus portadas sería como ver una buena película, leer un poema o escuchar una canción y al mismo tiempo (in)formarse. Pero quizá es demasiado pedir, considerando que muchos nunca han ejercido el periodismo y algunos ni entienden del tema. Pero ésa es otra historia.
¿Por qué leer a este escritor polaco, más allá de satisfacer una necesidad informativa, llega a ser de esas experiencias que estremecen el alma?
Seguramente porque en pleno siglo XX, cuando periodismo y literatura empezaban a considerarse dos actividades casi opuestas al confundirse objetividad y veracidad, con parquedad y desencanto, Kapuscinski registró los hechos noticiosos sin despojarlos del aire poético que impregna la vida humana.
Leer sus textos es andar por un camino desconocido y siempre sorprendente, donde nunca sabes qué encontrarás en el siguiente tramo: si un ensayo sobre la idiosincrasia de una tribu, un relato pleno de metáforas sobre la guerra o una descripción poética del Sahara. En una página serás testigo de una ejecución, en otra conversarás en un bar con un guerrillero sudamericano, y en una más un grupo de africanos independentistas te apuntarán con sus cuchillos.
En el prólogo de “Las Botas”, Mario Muñoz menciona que la obra de Kapuscinski “como su autor, rebasa las fronteras de las clasificaciones estrictas, es la confluencia de varios géneros sin que uno prevalezca sobre el otro”. Coincido y agrego que su logro fue un estilo donde literatura y periodismo se equilibraron en un abrazo perfecto.


Poeta, corresponsal de guerra, viajero, narrador, pero sobre todo, incansable observador de la actualidad, Ryszard Kapuscinski  desarrolló el hábito de jugar con el lenguaje buscando un doble objetivo: informar y transmitir sensaciones. No sorprende entonces que su primer editor se fijara en él por sus habilidades poéticas. En los primeros viajes fuera de Polonia (cubrió 17 revoluciones en 12 países) presenció la miseria de la Europa posguerra y, confesaría luego, esa experiencia encendería su espíritu cronista; su intención de ser testigo y vocero de las desgracias humanas: “Pido a Rakowski que me envíe al Congo. Ya estoy poseído, tengo la fiebre” (Las Botas, pagina 51).
El tema de su vida fueron los pobres; su especialidad, África, continente a cuyas entrañas se sumergió para narrarlo desde adentro. Así, su presencia es inevitable en sus historias, pero no como periodista que narra lo que ve desde su hotel, sino como aquel que explora el alma de sus entrevistados para contextualizar los fuertes cambios políticos y sociales que les tocó vivir.


“Las botas son comunicados de guerra” es una frase emblemática del estilo de Ryszard Kapuscinski, porque siendo una metáfora no deja de ser periodismo y condensa todo un relato sobre las peripecias de los soldados en Damasco.
“No habrá paraíso”, “Victoriano ante las cámaras”, “Las barreras ardientes”, “Conseguirás una muchacha”: los títulos de algunos relatos que parecieran de obras de ficción, pero son episodios narrados con un lenguaje que busca sensibilizar al lector sobre la realidad pero también estimular sus sentidos.
Escritor inquieto, experimentó también con las estructuras de algunos trabajos, presentándonos correspondencias, frases racistas tomadas de periódicos sudafricanos y transcripciones de conversaciones.
 “¿Y quién soy? Reportero. ¿Para qué viajo? Para mirar, caminar, preguntar, oír, oler, pensar, escribir.”, cuenta que alguien le preguntó en su primer vuelo a África. Y así continuaría Kapuscinski hasta la muerte: caminando, preguntando, oyendo, pensando…Contándole al mundo sobre el mundo.


(También publicado en el fanzine Pez Banana 08-Junio-2012) http://issuu.com/leoncoyote/docs/pb000_finalweb



Comentarios

  1. Ey, en teoría ya había comentado pero algo sucedió. En fin, quería decirte que hace muchos años llegó a mi mano "Cristo con un fusil al hombro", y pues bueno, qué quieres que te diga, se desató en mí el espíritu viajero y además de adorar la narración poética, lejos del cuadro que exigía el periodismo ¿ortodoxo? Alejandra, hace algunas semanas que no te leía, espero que volvamos a contactarnos. Saludos y hasta siempre hasta allá en tu país. Te he publicado esta nota en mi muro de facebook.

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