Paladear Lisboa
Foto: Viajediario.com Las ciudades están para ser vistas y escuchadas, olidas y tocadas pero, ante todo, saboreadas. Y es preciso probarlas en lo dulce y lo salado para que la degustación sea completa. En Lisboa nos han hablado de los pasteles de Belém. Así que una tarde nos dirigimos al barrio del que toman el nombre. Afuera de La casa de pastéis, la fila es tan larga como bullente de acentos y pieles variados, tanto así, que la boca se me hace agua imaginando el manjar que está a punto de tocar mi estómago. Dicha empresa los vende como “pan caliente” desde 1837, luego de que un monje empezara a comercializarlos para subsistir tras el cierre del Monasterio de los Jerónimos. La casa de los pasteles de Belén y el monasterio, cohabitan en la misma zona. Adentro del establecimiento hay una puerta que dice “Oficina do segredos”. Solo los maestros pasteleros tienen acceso a la receta de este postre que cada día se vende por miles. La fila avanza rápido hasta el mostrador donde despa...